sábado, 15 de febrero de 1997

¿De quién son las vacas?

Una veintena de vacas viven en estado de semiabandono en La Laguna de Padul, en un barrizal sin agua ni comida, lo que ha provocado ya la muerte de algunas de ellas. AEDENAT ha presentado una denuncia ante las consejerías de Medio Ambiente y de Agricultura.

Cercadas sin apenas poder moverse por el barrizal, sin comida y sin donde protegerse de las lluvias, dos de las 23 vaquillas abandonadas en La Laguna han muerto ya. (Foto AEDENAT).

La Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza, AEDENAT, ha denunciado ante las consejerías de Medio Ambiente y Agricultura y Pesca el pésimo estado en que se encuentran veintitrés vaquillas, que viven en una instalación ganadera en medio de la laguna de Padul. Según la denuncia de AEDENAT, y como se puede apreciar en las fotografías, los animales malviven en un barrizal, sin agua ni comida, y conviven con los cadáveres de otras dos vacas ya muertas (en el momento de presentar la denuncia y de escribir esta información eran dos las vacas muertas, aunque no se descarta que hayan podido fallecer algunas más, dadas las pésimas condiciones en que viven).

Este es el aspecto que presentaba hace una semana el cadáver de una de las vaquillas abandonadas en La Laguna de Padul. Al menos dos de ellas han muerto ya, lo que podría suponer un riesgo para la salud humana (Foto AEDENAT).

Según el testimonio recogido entre algunos agricultores de la zona, el propietario vive en Armilla y sólo aparece de vez en cuando para darles de comer. La situación de los animales se ha visto empeorada con las lluvias de las últimas semanas, ya que el barrizal en que viven casi les impide moverse.

Convenio de Estrasburgo

El improvisado establo fue hallado casualmente por un grupo de ecologistas que hacía una excursión por la Laguna. Pocos días después, AEDENAT, grupo al que pertenecen, presentaba una denuncia ante la Junta de Andalucía.

Las condiciones en las que viven los animales infringe el convenio de 10 de marzo de 1986 de Estrasburgo, (art. 3 y 5), que prevé que los animales en las explotaciones ganaderas deben disponer de alojamiento, alimentación, cuidados, libertad de movimientos y condiciones de iluminación, temperatura, humedad y ventilación de acuerdo con sus necesidades fisiológicas y etnológicas; además de que se habrán de llevar a cabo las inspecciones necesarias para evitar el sufrimiento innecesario de los animales. Así se recoge en la denuncia de Aedenat, que ha pedido medidas para evitar la muerte de estos animales, que podría constituir un riesgo para la salud humana.